jueves, 25 de marzo de 2010


¿Cuántos años hacen falta, se preguntará dos noches más tarde, tendida a solas en la cama del motel cutre, escuchando a los perros ladrar a la luna anaranjada de Nashville, para que el estúpido peso del tiempo acabe con la emoción del matriomonio?

¿Cuánta suerte hay que tener para que el amor gane la partida al tiempo?.

1 comentario:

Punto cuadrado dijo...

¿Suerte? Toda.
Aunque a veces no sea sólo cuestión de suerte.