
Quisiera tener un avión.
Rápido, el más rápido, para viajar con él hasta América, luego a Asia, hasta regresar a Europa y volver a empezar.
Continuamente, parando sólo para repostar, huyendo a través de los husos horarios, viviendo el resto de mi vida en el mismo día, con dieciocho años y ciento ochenta y nueve noches, evitando que los problemas, los cambios, decepciones, y llantos se acerquen corriendo por el calendario.
Claro que probablemente, debería haber empezado ese viaje al limbo hace meses.
1 comentario:
Nunca es demasiado tarde para comenzar.
Un texto genial :)
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